Doctorado Honoris Causa

La máxima distinción académica de la Universidad se concede de acuerdo con el procedimiento establecido en los Estatutos. El acto académico se desarrolla conforme a un ceremonial en lengua latina, también seguido con pequeñas diferencias en la investidura de nuevos doctores. Tras la llegada al Paraninfo del cortejo, el rector indica a los padrinos que vayan a buscar a los doctorandos, que aguardan en el exterior. Los padrinos salen precedidos del maestro de ceremonias y seguidos de dos bedeles. Pedida al rector la venia por uno de los padrinos, los doctorandos se sientan junto a la grada más baja de acceso al estrado

El padrino pronuncia el elogio y pide el grado de doctor para el galardonado. Ambos se sitúan de pie ante el rector quien confiere el grado de doctor en la materia correspondiente y anuncia la imposición de las insignias doctorales, que son explicadas por el padrino. En primer lugar, el birrete del color tradicional de la disciplina, luego el anillo y por último le mostrará sucesivamente el libro abierto y cerrado antes de hacerle entrega de éste.

El nuevo doctor es conducido a su asiento en un lugar preferente del estrado, desde el que se levantará para recibir el abrazo del padrino. El maestro de ceremonias da un golpe en el suelo para que suenen las chirimías y el padrino acompaña al doctorado para que reciba los tradicionales abrazos del rector, seguido por los demás doctores. A su conclusión, tras dos golpes del maestro de ceremonias, cesa la música y tiene lugar entonces el juramento ante el Claustro, durante el cual todos los asistentes permanecen en pie y descubiertos. El rector indica al padrino que lea la fórmula correspondiente, aceptada por el doctorando con su mano sobre el Evangelio, si bien, en ocasiones, el juramento es sustituido o dispensado. Seguidamente, el homenajeado recibe del rector la medalla con lo que se incorpora al Colegio de Doctores de la Universidad de Salamanca con todos los honores a los que tiene derecho, en ella y en cualquier lugar del orbe. El padrino le conduce al asiento que le corresponde y regresa al suyo. El nuevo doctor solicita la venia del rector para pronunciar un breve discurso y agradecer el honor recibido, a cuya conclusión regresa a su asiento conducido por el maestro de ceremonias.

En el caso de ser varios los doctores honoris causa se repiten de nuevo las fases anteriores, al término de las cuales, el rector pronuncia la gratulatoria o discurso de bienvenida a los nuevos doctores, en la que expresa su satisfacción por contarles entre los miembros del Claustro. Después, puestos en pie todos los presentes, los doctores se descubren y el Coro interpreta el Gaudeamus Igitur, al que sigue la exclamación de Vitor a la Universidad salmantina. Sentados todos de nuevo, el rector indica la conclusión con un toque de campanilla. El maestro de ceremonias golpea una vez el suelo con su vara y exclama Satis!, antes de que el rector reitere la finalización del acto en el Paraninfo.


Las chirimías suenan de nuevo y la comitiva se encamina al Salón de Claustros, a cuya entrada se detienen los músicos y forman ala los doctores. El rector entra en primer lugar seguido de los demás y, al entrar el último, la música cesa. Los invitados ajenos al Claustro y los músicos permanecen fuera del salón, y en el interior se sientan los doctores. Los galardonados y sus padrinos se sitúan en el centro y reciben un pergamino de manos del rector, antes de tomar asiento en los lugares del claustro que les han correspondido. Por último, todos los invitados son obsequiados en el claustro alto con vino dulce y un mazapán, cuyo envoltorio es del color correspondiente a la disciplina de los nuevos doctores.

 

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