Doctor Honoris Causa Plácido Domingo Embil

Salamanca, 13 de enero de 2015

El tenor y director de orquesta Plácido Domingo ha recibido el doctorado honoris causa en Música por la Universidad de Salamanca en un emotivo acto presidido por el rector Daniel Hernández Ruipérez.

Durante la ceremonia, celebrada conforme al antiguo ceremonial en lengua latina en un abarrotado Paraninfo, el rector inició su intervención recordando la relación que la Universidad de Salamanca mantiene con la música desde casi sus orígenes. Tan solo 36 años después de su constitución como Estudio General en el 1218, Alfonso X el Sabio la dotó de una de las primeras cátedras de música creadas en el mundo. Esta cátedra perduró a lo largo de los siglos desapareciendo en el XVIII para recuperarse de nuevo ya en el siglo XX.

Para Hernández Ruipérez es en esta antigua tradición en la que se enmarca la incorporación al Claustro de Doctores a Plácido Domingo y se justifica “por sus extraordinarios méritos musicales, por haber encarnado como pocos el hálito de vida que revelan y trasmiten la música y el canto”.

En su intervención, Plácido Domingo reivindicó la música como “un pilar fundamental en la formación integral del ser humano” y defendió su presencia en todos los niveles educativos, en colegios, institutos y universidad. “Cuando la música apasiona, estremece, conmueve, inspira, emociona, acerca lo distante, tonifica los recuerdos, llena nuestros días de júbilo y dicha y, como Cervantes dijera, ‘compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos’, es porque en ella residen el espíritu, el alma, el sentimiento y el carácter”, subrayó.

Para el tenor español la música es “la ciencia y el arte unidos” y, especialmente, la ópera, que definió como “la obra de arte total”. “Considero la ópera como el arte de las emociones en general y, en mi caso particular, como motor del entusiasmo y la pasión que me mueve cada día, que me insta a seguir estudiando nuevos papeles, a seguir aprendiendo - como los estudiantes llevo siempre mis libros, en este caso partituras, conmigo- a seguir sintiéndome un privilegiado por poder a través de la voz - el instrumento más delicado que existe pues todo le afecta- o empuñando la batuta al frente de una orquesta, hacer felices a otras personas”, indicó.

Laudatio
Previamente a la imposición de las insignias doctorales (el birrete de color azul celeste, tradicional de las Humanidades, luego el anillo y, por último, el libro), el padrino y profesor de Ciencias e Historia de la Música, José Máximo Leza, definió al nuevo doctorado como “uno de los más grandes artistas internacionales, que ha logrado mediante la melodía y el canto llegar a millones de personas de todas las culturas haciéndoles disfrutar de bellezas, sentimientos y mensajes que sólo la música es capaz de ofrecer”.

Leza ensalzó no sólo su faceta como cantante operístico, sino que reconoció su liderazgo como director de orquesta y en la dirección artística de importantes teatros operísticos. “Sus virtudes musicales no sólo estriban en un timbre cálido, un instrumento intenso y refinado a la vez o en una tesitura lograda con talento y trabajo de atleta, sino en su capacidad de empatizar con el público gracias a una expresividad y una entrega que se perciben de inmediato y de las que emana una honestidad y generosidad profesional y humana pocas veces igualadas en el campo de la lírica”, indicó el padrino en su elogio del nuevo doctor.

Con la interpretación del “Gaudamus igitur” a cargo del coro de la Universidad de Salamanca culminó la incorporación al Claustro de doctores de la Universidad de Salamanca de Plácido Domingo Embil.

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